Sebastián Piñera y el fútbol
El inicio del nuevo milenio no fue bien recibido por Colo-Colo, como muchos hinchas albos recordarán. El equipo tenía problemas económicos graves que acarreaba desde 1994, pero que se hicieron realmente notorios en enero del 2002, cuando es declarada su quiebra por distintas deudas que en conjunto, sumaban más de 6.000 millones de pesos (una suma de dinero altísima, que un trabajador con sueldo ético no logra obtener en toda su vida laboral). Colo-Colo debió vender buena parte de su patrimonio para intentar saldar esta deuda, pero nada era suficiente. Estuvieron a punto de vender su Estadio Monumental, porque la situación así lo ameritaba. El futuro era realmente oscuro para este equipo con más de ochenta años de trayectoria. El punto final se veía realmente próximo, a menos que ocurriera un milagro acreditado por una cadena de Santos y el mismo Jesucristo. Pero cuando todo parecía perdido, aparece “Blanco y Negro S.A.”, la cual no estaba precisamente conformada por la anteriormente mencionada cadena de Santos, pero sí lo estaba por gente con el dinero suficiente para hacer más milagros que el mismo San Expedito (y de paso pagarle unas vacaciones a éste). Su primer milagro fue salvar a Colo-Colo de las garras de la quiebra económica y de paso saldar sus deudas (esa misma cifra inmensa con muchos ceros, a la cual no llega ni un insómnico contando ovejas). Uno de los directores y segundo mayor inversionista dentro de Blanco y Negro S.A., es el ex-candidato presidencial derechista Sebastián Piñera. ¿Extraño, no? Este personaje era hincha acérrimo de la Universidad Católica, pero al parecer, un futuro candidato presidencial debe apoyar a un equipo con una hinchada más grande y no tan elitista. Su participación dentro de Blanco y Negro S.A. nunca la reconoció como una estrategia para su beneficio político o económico (como cualquier persona con dos dedos de frente y capacidad de cuestionar se imaginaría), sino que como una ayuda para que el equipo pudiera ganar nuevamente en la Copa Libertadores. Entonces, ¿qué diablos hacía en la hinchada de la UC? ¡Consecuencia, por favor! Encima, luego tiene el descaro de afirmar a Radio Cooperativa: “Estoy muy motivado con modernizar el fútbol profesional chileno. Tenemos un fútbol absolutamente en crisis, no solamente a nivel de clubes, no hay promoción del deporte entre los jóvenes y niños, los clubes no son instituciones que aporten a la vida diaria“. ¿Dijo lo mismo ante los tribunales en enero del año pasado, cuando aterrizó descarada y groseramente con su helicóptero privado en medio de una cancha de fútbol de Quellón, en pleno partido de la sub 13? Parece que lo que sale de su boca no refleja su actuar. Mientras este señor por un lado actúa como colocolino de corazón, por otro lado brinda junto a sus compinches el éxito del Vino Colo-Colo, otra de las evidencias de cómo se están aprovechando del prestigio colocolino para lograr beneficio propio. Y qué más da, esto pareciera gustarle a los hinchas, pues ya no tienen que comprar Gato Blanco para presenciar los partidos, sino que tienen su propia bebida alcohólica con el logo del cacique en la caja. Todos cegados por una venda intelectual a la que llaman “sentimiento” o “pasión”, depende del caso (ya están tardando en llegar a un acuerdo). A ver cuándo uno de estos albos de corazón despierta de este control mediático del que forman parte y se dan cuenta de cómo están siendo presas del vesánico Huracán Piñera, que goza matando dos pájaros de un tiro: votos para las próximas presidenciales y una pasta envidiable, inalcanzable para el albo promedio que alienta a su equipo. No critico el hecho de ser hincha de un equipo de fútbol; critico la poca capacidad de muchas personas para darse cuenta de cómo son manipulados.